Desde 2002, durante catorce años, la prensa internacional se refería a Sergio Dávila como el «diseñador peruano based in New York». Veintidós años después ha actualizado su ubicación: Lima ahora le sirve de atelier y fábrica, y cuenta con tres tiendas ubicadas en el epicentro del Perú: Cusco. «En la Ciudad Imperial encuentro a un cliente muy similar al neoyorquino, uno que le gusta viajar y descubrir. Por ello me gusta Cusco, además de ser el lugar de origen de la textilería peruana», refiere.
Dávila ha estado presente en decenas de Fashion Weeks de la Gran Manzana en los 2000. «Ahora prefiero llevar mis colecciones a donde están mis clientes», afirma. No miente. Ya tiene un itinerario mundial para todo el 2024.
El 13 de febrero estuvo en Fort Lauderdale, Florida, para presentar su colección ‘Resort 2025’, en un pasarela que rindió tributo a la interculturalidad de Miami. Luego, el 25 de febrero, presentará su colección otoño invierno 2024/25 en París, llamada ‘La silueta del Ande en París’. Esta entrega cuenta con faldas estilo pollera, chaquetas y otras piezas hechas en hilos de baby alpaca, telas como jacquard o cloqué 3D. Si en 2023 tomó las calles del Cusco y las vistió de pasarela, en París hará lo mismo: su escenario será el puente de Bir-Hakeim sobre el río Sena.
Sergio no para. Pues a estas fechas se le suma la presentación de sus colecciones Primavera verano (Londres), Novias (Ibiza), Holidays (Lima) y Cruise (Cusco).
¿Por qué apuntas hacia estas ciudades y ya no tanto a Nueva York?
El mundo ha cambiado. Durante la pandemia, en Nueva York muchos se quedaron atrapados en un apartamento pequeño. Ahora esa gente quiere habitar ciudades más alternativas. El comprador de moda ya no vive en Nueva York o Milán; ahora está en Cusco, Ibiza o Barcelona.
¿Cómo te cambió la pandemia a ti particularmente?
Me sirvió para concentrarme en mi trabajo, en dedicarme a diseñar. Nosotros ya vendíamos ropa y las entregábamos en maletines desde antes de los días de cuarentena. Con la pandemia ganamos clientes que no podían visitar una tienda física. Desde entonces me convencí de que el Perú es el país donde me voy a quedar por el resto de mi vida.
¿Qué es lo que buscan tus clientes en tu marca?
Nosotros ofrecemos moda. La colección que presentaremos en París este mes estará disponible en Perú en abril. Así de rápido producimos. Porque la moda es como la gastronomía: nadie quiere comer un plato frío. La mujer de vanguardia siempre busca un producto actual, porque la misma ciudad que habita lo demanda: gusta de ir a comer, asistir a buenos shows, y por ende quiere vestir bien. En ese sentido, la moda no va por comprar en un outlet; eso es un plato frío. Afortunadamente en Perú se producen un sinfín de colecciones porque hay muchos diseñadores locales.
¿Los diseñadores son también productores?
Diría que somos ‘directores creativos’. No vendemos solo ropa, vendemos conceptos y la imagen de un país.
¿No hay moda sin otros sectores de producción?
Yo tengo el apoyo de mucha gente. Desde artesanos, sastres y costureras del Ande peruano hasta empresas como Itessa, Crepier o Latam. Con decirte que revistas internacionales han hecho portadas con nuestras colecciones. Y eso genera turismo. La moda reactiva.
